LA REGLA DE ORO DE LA DEMOCRACIA

Por Amaury Justo Duarte
¿ Porque el PLD insiste tanto en que se aplique la “regla de oro de la democracia “ en las alcaldías?
La respuesta es simple. Quiere “paz” en los municipios. Le importa, pues, un comino que reine la democracia interna en los cabildos y que las decisiones sean el resultado de la discusión libre y abierta en las Salas Capitulares y que rija la ley de la mayoría.
El plan es que los Síndicos puedan seguir manejándose sin control alguno del colectivo municipal.
La llamada “regla de oro de la democracia” es una expresión acuñada por el extinto José Francisco Peña Gómez en la década de los 90 . Su propósito era lograr cierta gobernabilidad en los cabildos entre los reformistas y perredeistas en un momento de gran turbulencia política. En efecto, en esos años, los perredeistas y reformistas se disputaban como fieras el gobierno en los ayuntamientos y a través de esa fórmula se pretendía sofocar los posibles disturbios. Así, conforme a esa regla de oro no escrita, el Sindico electo tenía la discrecionalidad de designar el Presidente de la Sala Capitular dentro de los regidores de su partido aunque no tuviera mayoría en esta, y por medio de esa fórmula , en los hechos, controlaba la administración en el más amplio sentido de la palabra. Los regidores eran manejados como marionetas, los colores partidarios desaparecieron y el tráfico de influencias se impuso como práctica. En consecuencia, las salas capitulares se convirtieron en un verdadero mercado persa donde se compraba y se vendía de todo. 
Resultados: la función fiscalizadora de la Sala Capitular no tuvo nunca ejecución práctica.
Naturalmente, la finalidad de la formula peñagomista , no era evitar el colapso de la democracia interna en los ayuntamientos, sino evitar los conflictos. Pero , poco a poco se desvirtuó el propósito y hoy los cabildos han devenido en el coto cerrado de los síndicos.
El PLD está hoy preocupado. Insiste en que se aplique la “regla de oro de la democracia” . El argumento es que si no se aplica esa formula sobrevendría el “caos” y la ingobernabilidad. En los hechos, el PLD pretende que “sus” síndicos no estén sujetos a planes, programas y objetivos a través del control de las salas capitulares, con un ejercicio de la democracia interna en esos organismos donde la mayoría decida democráticamente el rumbo en beneficio de la colectividad .
Los pactos y alianzas de las fuerzas políticas deben jugar su papel en las salas capitulares. No importa si esas alianzas son participes del gobierno o de la oposición. Así, en la confrontación de objetivos y ejecución practica los munícipes podrán calibrar quienes defienden realmente sus intereses. Esa es la verdadera “ regla de oro de la democracia”. Acostumbrémonos a ella. Porque es preferible el “exceso” de democracia que la ausencia de esta para amparar la corrupción.

LA REGLA DE ORO DE LA DEMOCRACIA

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