DISOLVER LA POLICIA


Por JUAN T H

He dicho muchas veces durante muchos años que la Policía Nacional es una banda asesina que debe ser disuelta y crear otra institución desmilitarizada, dejando atrás la herencia trujillista y balaguerista que enseña a matar porque  “el civil no es gente”.
He visto indignado el vídeo presentado por Nuria Piera que muestra el asesinato, vil y cobarde, de un recluso del “nuevo modelo penitenciario”  que supuestamente intentó escapar junto a otros. Se trató de un crimen por encargo para impedir que se haga justicia en torno a un asesinato en San Francisco de Macorís.

El video del asesinato del joven estudiante de medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, también vil y cobarde, es otro ejemplo de la brutalidad policial que vemos todos los días. (“¿Quién mató a Sagrario Díaz? ¡La maldita Policía!”, decía una consigna estudiantil. Es la misma Policía de siempre la que sigue matando y atropellando)
La Policía desconoce los más elementales derechos humanos cuando se trata de los pobres. La pena de muerte no existe en nuestros códigos, pero si en la práctica. La Policía tiene su propio código procesal penal. La Policía  decide quién vive y quién muere.
Los funcionarios ladrones, los políticos estafadores, los Figuereo Agosto y del Tiempo Marqués, viven. La propia Policía los protege para que cometan sus fechorías. (Ese parece ser su papel)
La nuestra es una de las instituciones policiales más corruptas y criminales del mundo. Pero nadie quiere enfrentar esa realidad. (Esa es Policía buena para los corruptos y asesinos de cuello blanco)
La sociedad dominicana precisa de otra Policía. De una Policía humana, una Policía que entienda su rol, que sepa proteger vidas y propiedades en el cumplimiento de la ley, no una Policía corrupta y asesina, como la que tenemos.
Precisamos de una Policía conceptualmente moderna, sin rangos militares, ni poderes especiales para ningún “jefe” que luego se cree Dios. Una Policía auxiliar verdadera del sistema Judicial, no que se crea la justicia y la tome en sus manos frente a los infelices.
En la Policía no hay ningún respeto por la vida, ni por las leyes.
Una Policía brutal y sanguinaria, es lo que tenemos. Ningún gobierno ha querido producir una profilaxis profunda y definitiva en ese órgano, podrido y enfermo, tanto o más que las demás instituciones estatales.
Si estuviera en mis manos aboliría de un plumazo el Congreso, el Sistema Judicial, la Policía y las Fuerzas Armadas. Convocaría una Constituyente para elegir nuevos legisladores, gente que de verdad represente los intereses del pueblo, lo mismo que los jueces de las mal llamadas Altas Cortes. Haría otra Policía, bien entrenada, bien equipada y bien pagada, pero sin rango militares, sin uniformes tenebrosos, ni Palacios de muerte y tortura. (Pero no está en mis manos. ¡Lamentablemente!)
La Policía no puede seguir siendo una banda paramilitar; no puede estar dirigida por sicarios, ni por fantasmas del terror en los barrios pobres.
Los ciudadanos no pueden sentirse protegidos por una Policía que los atropella, los mata, los encarcela y los tortura sin motivos y sin razón. Una Policía que se coloca por encima de las leyes para proteger  intereses de empresarios, dirigentes políticos, funcionarios, narcotraficantes, generales y coroneles. La Policía parece un poder aparte. El primer o segundo poder del Estado. ¡Y eso no puede ser!
¿Se atreverá Danilo Medina a hacer lo que nunca se ha hecho en la Policía? ¡Lo dudo mucho!


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