En varias ocasiones hemos planteado la necesidad de
resolver el grave problema que representa la falta de agua en de Santo
Domingo. Son pocas las alternativas viables y económicas a corto plazo.
Hace 23 años se hubo una licitación de diseño para
construir la Presa de Madrigal, a 25 kilómetros al norte de la capital. Incluso
se logró el financiamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin
embargo, el préstamo no fue aprobado por el Senado, debido a las
diferencias políticas entre su presidente, el fallecido Jacobo Majluta y el
entonces presidente de la República Salvador Jorge Blanco, también fallecido.
Por un problema político y personal se echó a
rodar tan importante proyecto, que podría haber resuelto, hasta hoy, la escasez
de agua en la capital de la República.
Hace apenas siete años, la Corporación de
Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD) revisó la hidrología de
la cuenca del río Haina, aguas arriba del sitio de Presa, dando por resultado
que dicha obra podría regular de diez a doce metros cúbicos por segundo, que
adicionados los seis metros cúbicos de Valdesia, junto a otras
fuentes menores, serían suficientes.
Ignoramos las causas por las cuales nunca se volvió a
hablar de eso.
El día 10, el director de la CAASD, Freddy Pérez,
dijo: “Necesitamos identificar una fuente que en los próximos 50 años
supla 10 metros
cúbicos adicionales que permita brindar un servicio de
calidad como lo merece la población”, dijo.
Nosotros decimos que esa fuente es Madrigal, aunque
algunos han planteado la locura de traer agua desde la Presa de Hatillo, que
está a 100 kilómetros .
Madrigal, tendrá que ser construida. Por esa
razón, hemos sugerido humildemente que se prohíban nuevos asentamientos humanos
dentro del área de embalse. Trasladar esas personas a otros lugares constituye
un serio problema.
No tenemos ninguna duda de que solucionar el problema
del agua en Santo Domingo podría ser un resonante triunfo político de quien lo
haga.