DISCURSO PRONUNCIADO POR EL LIC. EDDY OLIVARES, EN OCASIÓN DE SER DESIGNADO COMO VOCERO DEL EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, ING. AGRON. HIPÓLITO MEJÍA.
Querido presidente
Hipólito Mejía, acepto la honrosa misión de ser su portavoz, la cual le prometo
cumplir con lealtad espartana, para contribuir a que el 16 de agosto del 2020,
a las 10 de la mañana, usted preste juramento, ante la Asamblea Nacional, como
Presidente de la República, para el período constitucional 2020-2024.
Inicio mis palabras
testimoniando ante ustedes, que cuando el presidente Mejía me invito a ser su
portavoz, para su gran marcha hacia el Palacio Nacional, me miró fijamente a
los ojos y escuchen bien lo que me dijo: “Tenemos que reinventar esta sociedad,
esto no puede seguir así”.
Confieso,
sinceramente, ante ustedes, que quedé impresionado. No esperaba una crítica tan
profunda, de su parte, a la situación por la que está atravesando nuestro país
y, mucho menos, una propuesta de cambio tan tajante como la de reinventar la
sociedad.
Entonces, para
asegurarme de la firmeza de su esperanzador planteamiento, le pregunté: ¿Esto
quiere decir que usted me garantiza que su retorno al poder no será una
continuidad de los desgobierno que hemos padecido hasta ahora? Y el me
respondió contundente lo siguiente: “Mi decisión de aspirar a la Presidencia de
la República me compromete, solemnemente, con usted compadre, con mis hijos,
con mis nietos y mi pueblo, a darle un nuevo rumbo al Estado dominicano”.
Después de esta
reflexión estoy más convencido que nunca de la firme decisión del presidente
Mejía de romper con el pasado para construir el futuro que merece el pueblo
dominicano.
Creo en su
sinceridad, y como su portavoz, repito su frase, para asegurarle al pueblo,
categóricamente, que “esto tiene que cambiar”, “esto no va a seguir así”,
porque a partir del 16 de agosto del 2020 procuraremos tener instituciones
fuertes, tener una justicia independiente y justa, tener una policía mejor
depurada, mejor entrenada, mejor equipada y, por supuesto, mejor pagada, para
recuperar la seguridad de los ciudadanos, tener un mejor Sistema de Partidos
para beneficio de sus afiliados y de la sociedad, tener más igualdad de
oportunidades para la gente y tener un país institucional que esté regido por
un verdadero Estado de Derecho.
Renovado, con nuevas
fuerzas, con más experiencia y con la firme voluntad de reinventar esta
sociedad, el presidente Mejía se empeñará en transformar a la República
Dominicana en un ejemplo de bienestar y de progreso.
Estas son las razones
por las que ha decidido aspirar a la presidencia de la República y las que me
han motivado a acompañarle, como se que también lo hará la inmensa mayoría del
pueblo dominicano.
El presidente
Hipólito Mejía es el líder de la oposición que reúne las condiciones para
convertir en realidad la alternancia en el poder.
La necesidad de
liberar la democracia del largo cautiverio en que la han tenido sometida,
Danilo Medina, Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana, se
expresa en la frase del estadista británico Winston Churchill: “La alternancia
fecunda el suelo de la democracia”.
El Partido de la
Liberación Dominicana ha gobernado nuestro país durante 13 años consecutivos y
para cuando, el 17 de mayo del 2020, la mayoría del pueblo lo expulse del
Palacio Nacional, habrá cumplido 16 largos años, durante los cuales la
institucionalidad política y administrativa se ha deteriorado progresivamente.
Por tal motivo,
debemos preparar la gran marcha por la alternancia en el poder, para cambiar el
suelo árido de los peledeistas por uno fértil que contribuya con el bienestar
de todo el pueblo dominicano.
Es imperativo que se
produzca la reforma de la anacrónica Ley Electoral 275-97, para transformarla
en una Ley del Régimen Electoral actualizada, que garantice la integridad de
las elecciones, en cumplimiento del mandato del artículo 211 de la Constitución
Política, que ordena que las mismas sean libres, transparentes, equitativas y
objetivas.
También deben ser
aprobadas las aproximadamente 20 leyes orgánicas que se encuentran pendientes
desde la Reforma Constitucional del 26 de enero del 2010, en especial la Ley de
Partidos y Agrupaciones Políticas, la cual le dará concreción al artículo 216
de la Carta Sustantiva, en lo relativo al mandato que dispone que los partidos
políticos deben funcionar de manera democrática y transparente.
El presidente
Hipólito Mejía, que ha dado muestra de ser un ejemplo de desprendimiento, en lo
relativo a los cargos partidarios, está de acuerdo con la aprobación de una Ley
de Partidos que garantice la democracia plena a lo interno de las
organizaciones partidarias, para que sus directivos sean escogidos democráticamente
en las fechas correspondientes, así como para que los candidatos y candidatas a
los cargos de elección popular sean el producto de la voluntad soberana y
mayoritaria de los votantes, de modo que nunca más se les arrebaten,
arbitrariamente, las candidaturas a quienes las hayan ganado democráticamente.
Cuando Ferdinand
Lasalle afirmó, en la Alemania del siglo XIX, “que la Constitución no es más
que una hoja de papel”, parecía que se refería a la República Dominicana de los
gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, tomando en consideración que
sus gobiernos la incumplen permanentemente, al extremo de llegar a desacatar
hasta algunas sentencias del Tribunal Constitucional, que es el órgano
responsable de la defensa de la supremacía de la Constitución.
La Constitución
dejará de ser un simple pedazo de papel en el gobierno que encabezará el
presidente Hipólito Mejía, durante el período 2020-2024, para convertirse en la
pétrea muralla que protegerá al Estado de Derecho y hará grande nuestra
democracia.
La corrupción
administrativa no se podrá eliminar mientras no tengamos un Ministerio Público
y un Poder Judicial independiente.
En nuestro país, la
falta de independencia de estas dos instituciones, las ha convertido en el
escudo protector de los corruptos. Esto ha servido, sin lugar a dudas, como un
elemento incentivador de la corrupción.
El sometimiento del
Poder Judicial y del Ministerio Público al dictado del Partido de la Liberación
Dominicana, cuando deberían estar, únicamente, sometidos al imperio de la ley,
le ha causado un gran daño al país.
El presidente
Hipólito Mejía tiene plena conciencia de esta realidad, razón por la cual
propugnará por un Poder Judicial que sea plenamente independiente y que cumpla
a cabalidad con su función de contrapeso de nuestra Democracia Representativa.
Lo mismo debe ocurrir
con el Ministerio Público, que debe ser un persecutor de la corrupción justo,
implacable y eficiente. Nadie que sea seducido por la corrupción, absolutamente
nadie, ni siquiera el primer mandatario de la nación, debería tener la fuerza
suficiente para desviar la persecución judicial.
Tenemos que poner el
país en orden. Los espacios públicos tienen que volver a ser seguros para que
nuestros niños, nuestros ancianos, nuestras mujeres y todos los ciudadanos
puedan caminar por las calles y los parques, sin el temor de ser atracados por
los inadaptados sociales. Las plazas públicas tienen que serles devueltas a los
ciudadanos, para que puedan caminar por ellas libres de incertidumbre.
Es tiempo de atender,
además de las grandes, las pequeñas cosas que afectan a nuestros ciudadanos.
Para ello debemos superar la anomia social, la cual fue configurada por el
destacado constitucionalista y filósofo argentino, Carlos Santiago Nino, como
una serie de conductas tales como: a) la forma en que se transita por los
espacios públicos; b) la forma en que son cuidados; c) la naturalidad con que
se evaden las responsabilidades cívicas, d) la forma en que se contamina el
ambiente, y e) la extensión de la corrupción.
Todos los elementos
propios de la anomia se encuentran presentes en nuestra sociedad. Como un
ejemplo patético de lo que acontece en nuestro país, sin que los gobiernos del
PLD le hayan prestado la más mínima atención. Recordemos el robo de los cables
del Puente Duarte, el robo de los postes de metales del Puente Higuano, a los
pocos días de su inauguración, el robo de los cables del tendido eléctrico, las
bombillas y los teléfonos, el robo de los monumentos a nuestros héroes, el robo
de las tapas de metal de los filtrantes de las calles. Pero más aún, el hecho
de que para sepultar a nuestros muertos en un cementerio público, para evitar
el robo de los ataúdes, los familiares, dolorosamente, no tienen otra
alternativa que romperlos en diferentes lugares.
Esto no continuará
así, el renovado presidente Hipólito Mejía tiene la firme voluntad de poner
orden en la República.
La sociedad requiere
que cambiemos la forma de hacer política y el líder idóneo para transformarla
es el presidente Mejía, quien no tiene otra ambición que la de hacer un
gobierno de transición hacia una democracia incluyente y participativa que le
devuelva a los ciudadanos, sobretodo a los más jóvenes, la confianza en la
política.
Este auténtico hombre
del pueblo, cargado de experiencia y de buenas intenciones, quiere esta última
oportunidad para legarle a nuestros jóvenes y a las futuras generaciones el
país que todos anhelamos.
La sinceridad, un
rasgo característico del presidente Hipólito Mejía, una virtud poco común en
los líderes políticos, para muchos contraria al ejercicio de la política, ha
sido definida por la Real Academia Española de la Lengua, como: “Sencillez,
veracidad, modo de expresarse o de comportarse libre de fingimiento”.
La verdad y la
sinceridad son hermanas siamesas que han acompañado durante toda su vida a
Hipólito Mejía. Esta es la razón por la que digo como el defensor de los
derechos civiles Malcolm X: “Yo tengo más respeto para un hombre que me permite
conocer cual es su posición, incluso si está equivocado. Que el otro que viene
como un ángel pero que resulta ser un demonio.”
Bajo la inspiración
de esa virtud, que me ha hecho creer siempre en Hipólito Mejía, nos
comunicaremos con el pueblo a través de los medios de comunicación, con
quienes, tanto el presidente Mejía como quien les habla, estaremos más cerca
que nunca, para compartir las informaciones que sean del interés de la
población.
Parte de lo que soy
está estrechamente relacionado con los periodistas, los reporteros gráficos,
los camarógrafos y los ejecutivos de nuestros diferentes medios de
comunicación, sin su trato considerado y respetuoso probablemente no estaría
esta tarde asumiendo esta nueva responsabilidad.
Tanto el presidente
como yo estaremos siempre dispuestos a responder sus inquietudes, como
guardianes de la democracia que son, para una mejor edificación de la opinión
pública.
Señoras y señores,
pueblo dominicano, necesitamos un puente sobre el que podamos pasar, sin
ninguna incertidumbre, desde el atraso y la pobreza en la que nos ha sumido
durante trece años el Partido de la Liberación Dominicana, hacia el desarrollo
y el bienestar. Si, un puente de acero para cruzar sobre el pantano de la
corrupción, la impunidad y la falta de institucionalidad. Ese puente vigoroso
esta aquí, mírenlo a mi izquierda, lleva por nombre Hipólito Mejía, el nuevo
Hipólito Mejía; aprovechémoslo, caminemos con el hacia la República Dominicana
del futuro, hacia la República Dominicana del orden, la honestidad y la
prosperidad.
¡Muchas gracias!
Lic. Eddy Olivares
12 de julio de 2017