Eddy OlivaresOrtega: La Ley de Partidos será aprobada porque el @PLDenlinea la necesita para que la @juntacentral le arbitre la elección de sus candidatos del 2020. Sin un árbitro imparcial las primarias serían traumáticas.
Contra ley de partidos.
En el pobre y
contaminado debate de la Ley de Partidos, la oposición, la Junta Central
Electoral (JCE) y la sociedad civil han sido arrastradas por las enardecidas
olas de la confrontación interna del hegemónico Partido de la Liberación
Dominicana (PLD).
Como era de
esperarse, una parte del liderazgo político ha antepuesto sus intereses
coyunturales a los de la nación. Esa es la razón por la que es recomendable que
las reformas políticas se hagan muy cerca de las últimas elecciones y bien
distantes de las siguientes. De haber sido así tendríamos, con toda seguridad,
desde hace varios meses, una Ley de Partidos con primarias abiertas,
simultáneas y organizadas por el órgano supremo electoral, que es lo más
conveniente para nuestra democracia de partidos.
Ninguna otra
organización necesita más la Ley de Partidos que el PLD, tan solo para que la
Junta Central Electoral, como tercero imparcial, lo auxilie en el arbitraje del
aventurado proceso de elección de sus candidatos a los cargos de elección
popular del 2020.
Sin embargo, lo más
sorprendente es que sea el presidente Leonel Fernández quien más haya
dificultado la aprobación de la referida norma, a pesar de ser quien más la
necesita.
¿Qué no hubiera dado
el presidente Danilo Medina para que la JCE arbitrara las elecciones internas
del PLD cuando tomó la decisión, para muchos temeraria, de enfrentar,
infructuosamente, al presidente Leonel Fernández, en su reelección del 2008?
La Junta Central
Electoral se negó a fiscalizar las elecciones internas de los partidos, dejando
abandonado a su suerte a Danilo Medina, el más débil, frente al presidente
Leonel Fernández, entonces propietario de turno del monstruo poderoso que
Thomas Hobbes bautizó como el Leviatán.
Así como los
dirigentes locales de los partidos sufren en cada proceso interno la
consecuencia de desafiar a los, casi siempre invensibles, alcaldes
reeleccionistas, que los aplastan con sus nóminas, contratas y demás bienes del
ayuntamiento, el entonces precandidato, Danilo Medina, vivió la amarga
experiencia de enfrentar, dentro de su partido, al Estado.
Subestimar el gran
poder del Estado, no obstante que Danilo Medina no podrá repostularse, podría
ser un grave error del presidente Fernández. Por más minimalista que resulte
ser la Ley de Partidos, además de la fiscalización de las primarias internas
por parte del órgano electoral, limitará el tiempo y los gastos en las
precampañas y controlará el uso de los bienes públicos, lo que resulta
favorable para los opositores internos del gobierno.
Los precandidatos
presidenciales se comportan como si la Ley de Partidos solo fuera a tener efecto
para ellos, lo que les hace olvidar que también lo tiene para los dirigentes
que aspirarán a senadores, diputados, alcaldes, regidores y vocales de
distritos municipales, para los cuales estos cargos son tan importantes como la
presidencia para quienes tienen el privilegio de aspirar a ella. A estos
dirigentes les importa la aprobación de la ley, para que las élites de sus
partidos no les puedan arrebatar las candidaturas después de haberlas ganado.
Quienes están jugando
a dificultar la aprobación de la Ley de Partidos deben estar conscientes que
sin ella la JCE no intervendrá en las elecciones internas de los partidos. En
consecuencia, ninguno tendrá calidad para proclamar como Danilo: “Me venció el
Estado”. Fuente: http://elnacional.com.do/sufragio-219/